Para iniciar con este tema, debemos conocer a nuestros hijos, darnos cuenta cuando y donde nos están mintiendo, para poder guiarlos en esta situación, y no dejar que la situación siga avanzando.
Los especialistas marcan la edad de los siete años como el inicio de la etapa de las mentiras infantiles. Estos embustes, afirman, tienen una intencionalidad clara y definida, orientada a distorsionar y falsear la realidad para obtener un beneficio.
En los periodos anteriores, las mentiras infantiles forman más bien parte de la imaginación del pequeño, un reflejo de su incapacidad de distinguir entre realidad y fantasía.
ENUMERAREMOS ALGUNOS PUNTOS DEL PORQUE LOS NIÑOS MIENTEN.
- Frustración: Un ejemplo de esto es el menor que cuenta que tiene muchos juguetes porque en realidad tiene muy pocos.
- Llamar la atención: inventar una dolencia, falsear sobre un posible problema. El pequeño emplea estos embustes para captar la atención del adulto, en ocasiones, porque se siente desatendido.
- Exceso de exigencia: Poner el listón muy alto a los niños puede provocar que mientan para hacer creer a sus padres que están al nivel que les exigen y no defraudarles.
- Imitación: Un menor que ve como la mentira es utilizada por los adultos para obtener algún beneficio tiende a imitar estos engaños.
- Miedo al castigo: El temor a la reprobación o reprimenda por parte de un adulto es uno de los principales motivos de la mentira infantil. Los pequeños falsean la realidad para evitar los posibles.
Una vez conocidas las causas del porque los niños mienten, nos vamos a dirigir a cortarlas de forma práctica, y en edades tempranas, y que como padres debemos contribuir en gran parte para evitar esto, brindándoles confianza y que los más importante es la sinceridad entre niños y padres.
Claves para detener las mentiras en nuestros pequeños:
- El niño necesita conocer que mentir es negativo. Cuando el pequeño miente, no hay que señalarle solo la conducta inadecuada. También hay que incidir en el efecto que tiene la mentira sobre los demás y las consecuencias que ha podido provocar.
- Los castigos: deben ser bien medidos y adecuados a cada falta. Si siempre son demasiado severos, la tentación de no decir la verdad para evitarlos será mayor.
- Reforzar la autoconfianza del niño: para evitar que mienta con el fin de buscar la aprobación de sus compañeros o de otros adultos.
- No mentirle: ni pronunciar falsas promesas que se sabe que no se pueden cumplir. No hay que dar un ejemplo erróneo sobre la mentira.
- Darle la oportunidad de ser sincero: aunque esto implique un castigo. Los padres deben reforzar la valentía que muestra al decir la verdad.
- No reírse ni admirar nunca las mentiras del niño: aunque parezcan graciosas. Los pequeños no deben apreciar ningún tipo de aprobación o reconocimiento ante un embuste.
- Los padres suelen mentir ante preguntas difíciles de su hijo, que no saben responder. La pauta es evitar la falsedad y responder mejor con «no lo sé» o «déjame que lo piense».