Por: Rafaela García Barona.
Licenciada en Educación.
Hemos venido festejando “El Día del Niño” con alegría y entusiasmo, sin salir de la simpleza de vivir un día más, sin embargo, esta fecha conmemora a los niños que tuvieron que pasar por la terrible experiencia de la Primera Guerra Mundial, lo que me hace pensar en ellos en el 2020, ver cómo han pasado estos días y porqué merece ser real y específicamente festejados este año.
Imaginémonos un día cotidiano en la vida de un niño de primaria o de educación inicial y pre-escolar: despertarse, desayunar, ir al cole, pasar gran parte de su día aprendiendo, riendo, jugando o conversando, llegar a casa, tener la comida lista, hacer deberes, jugar, tal vez asistir a alguna actividad extra, comer la cena, bañarse y dormir seguro en casa, con las personas que lo aman; para el día de mañana volver a empezar.
Sin embargo, les está tocando vivir algo que nadie imaginaba: “Una pandemia mundial”, de pronto, pasar más allá de la puerta estaba prohibido, aunque salir estaba tan cerca no se podía. En sus cabecitas escuchar noticias aterradoras, ver a personas adultas asustadas, poniéndose mascarillas y extrañas caretas para salir, coger las fundas del mercado y echarles alcohol y crear toda una escena de desinfección. Dejar de ir a la escuela o guardería para quedarte en casa y estar mucho tiempo en la pantalla, ayudar a mamá y tener más responsabilidades, vivir cada día en el que no se distingue muy bien la mañana de la tarde o cómo se establecen las rutinas, y no saber a ciencia cierta cuando llega el fin de semana.
El mundo externo para ellos está clausurado, algunos han tenido que pasar sus cumpleaños en casa con un festejo con su familia nuclear, han visto como los adultos hemos pasado por miedo, han leído nuestras expresiones, han sentido ellos el mismo sentimiento rodeado por su gran creatividad que lleva ese desasosiego a nuevas dimensiones y aun así, están ahí llenos de bailes y juegos, alegrándonos los días, llenándonos de ocupaciones y distracciones, ayudándonos a ver que aunque nosotros, los adultos, estamos para protegerles son ellos quienes con un beso y un abrazo nos curan cualquier mal, que cuando tenemos la suerte de que nos integren en sus juegos por un momento, todas las preocupaciones se van y podemos viajar con ellos sin movernos de casa a mundos nuevos llenos de aventuras y lugares mágicos.
Los más pequeños también están viviendo nuestras emociones, también están atravesando esta etapa de pandemia, y aunque parecen ser resilientes y adaptarse más fácilmente a los cambios, tienen en ellos muchos sentimientos de confusión, y aun con todo, están listos para reír, pueden perdonar cualquier mal momento que vivieron porque en sus corazones solo tienen sentimientos de amor y esperanza.
Así que, en este día del niño no festejemos solo con un regalo y un abrazo, festejémosles de corazón, viviendo con ellos este día, aprendiendo de todo lo que nos regalan, aprendiendo de su esperanza y de su amor desmedido, aprendiendo a ser niños un poco para que cuando esta etapa acabe y podamos retomar nuestras actividades con un corazón realmente renovado, empático y una mente que le ponga al corazón en cualquier cosa que hacemos, como nuestros niños y niñas harían; así, cuando ellos vayan creciendo también van a ir cuidando ese niño interior que todos llevamos dentro.
Feliz día del niño a grandes y pequeños!!!!