Carta de una profe a mamá

Al inicio de un año escolar el corazón de mamá se siente emocionado y expectante por conocer a la persona que cuidará de su hijo durante 10 meses, con ganas de conocer a quien va a entregar este gran tesoro, y por supuesto si como mamás esperamos que cuiden bien de nuestros hijos, que los eduquen, que les enseñen los números, los colores, las vocales y una infinidad de cosas que se aprenden en las aulas de una escuela.

Por el otro lado estamos las maestras, que con mucho tiempo anticipamos la venida de todos esos niños con sus caritas alegres. Preparamos decoraciones, casilleros, cuentos, títeres y un mundo lleno de magia para ellos, para quienes llenarán nuestro corazón de amor y travesuras. Repasamos la canción para saludar y las palabras de bienvenida para los niños y sus familias en el primer día de escuela.

Igual o más emocionadas que las mamis estamos las maestras.

Cuando de pronto empiezan a llegar y se te acercan esos pequeñitos, algunos corriendo, otros un poco asustados y otros emocionados, y escuchas la dulce voz que te dice Tía, es ahí cuando el corazón late muy rápido y sabes que tienes una gran responsabilidad sobre esos niños, no solo de enseñarles contenidos académicos sino de cuidarlos y sembrar en sus corazones lo que llevarán de por vida.

La tarea empieza por conocerlos uno a uno, como una madre que conoce muy bien a sus hijos, con la diferencia de que estos pequeños no son 2 o 3, son 19, 19 cabecitas que piensan diferente, 19 boquitas que hablan diferente, 19 manos que acarician diferente y 19 corazones que sienten diferente.

Ahora ellos ya convivieron con su maestra y es para mí un gran honor ser su Tía Magus, ser quien los recibía en la puerta cada mañana con un gran beso, un abrazo o un choque de manos. Cuan especial es que te regalen un dibujo o que te digan “que linda estas Tía” cuando solamente llevas un brillo en los labios. Curamos con un beso mágico las pequeñas heridas que se han hecho jugando y también curamos su corazón cuando se sienten tristes o enojados. Pero la mejor parte no es esa, lo mejor es cuando por equivocación te dicen “mami” y sienten un poquito de vergüenza, ese es el momento más gratificante porque saben que no eres su mamá, pero se sienten cuidados como los cuida su mamá, se sienten defendidos como los defiende su mamá y se sienten amados como los ama su mamá.

Cada año Dios me ha regalado la oportunidad de tener no solo un hijo, mi hijo Tomás, sino 19 hijos más, sus pequeños, aunque por ahora no los tenga conmigo a diario, ellos están siempre en mi corazón.

Queridas mamitas quiero decirles en este Día de las Madres que siento mucha felicidad porque tienen nuevas oportunidades de compartir con sus hijos y más tiempo para jugar con ellos o leerles un cuento. No sabíamos que íbamos a atravesar esta situación donde la escuela se llevaría desde casa, pero aprovecho para felicitarlas y decirles Gracias por ser esas mamis extraordinarias que no solo trabajan, o se dedican al cuidado del hogar, sino que velan por su familia, ahora son un poquito profes y se han convertido en nuestro apoyo para sacar adelante el aprendizaje de los niños. Dios derrame bendiciones y sabiduría en ustedes para que sigan siendo “Súper Mamás.

Con cariño, Tía Magus